12.10 ESQUEMAS PRÁCTICOS DE MANEJO REPRODUCTIVO DEL HATO
12.10.1 LINEAMIENTOS GENERALES PARA EL MANEJO REPRODUCTIVO
En términos generales, para lograr un mejoramiento del empeño reproductivo, se dispone de métodos no genéticos (alimentación, sanidad y manejo) y de métodos genéticos (selección, cruzamientos). El mayor o menor énfasis que se le otorgue a cada uno de ellos dependerá de la situación concreta que se tenga que enfrentar. Al respecto, considerando específicamente el comportamiento reproductivo, las investigaciones coinciden en señalar que las diferencias en cuanto a empeño se deben principalmente a factores no genéticos (figura 16).
En la práctica, los resultados de distintos trabajos realizados bajo las condiciones en el trópico americano, indican que la eficiencia reproductiva puede incrementarse significativamente (entre 50-80%), en pocos años, si se emplea un programa integral de mejoramiento productivo. En efecto, con la aplicación de un plan que contemple el adecuado uso de los pastos, la oferta de minerales, manejo racional del hato, control sanitario, control reproductivo de hembras y toros, apareamientos dirigidos, selección de reemplazos y eliminación de vacas que no conciben en una época limitada de servicio se ha podido incrementar positivamente el rendimiento reproductivo en vacunos de carne, lo cual a la vez ha permitido aumentar la productividad del hato. Efectivamente, en los hatos de cría donde se ha practicado este tipo de programas, el mejoramiento de la eficiencia reproductiva se ha logrado a corto plazo, logrando alcanzar tasas de nacimiento de 70-80%. Se debe aclarar que la introducción de cambios específicos (época de monta, edad de tete, selección de reemplazos, entre otros) no tendrá el éxito esperado, si los mismos no van acompañados de medidas colaterales (alimentación, sanidad, cruzamientos) que contribuyan a la consecución del objetivo planteado.
Los criterios para establecer un programa reproductivo en una región, va a depender del medio ambiente y básicamente de dos factores: agua y forraje (figuras 17 y 18). Con base en la disponibilidad de estos dos factores durante el año, es factible establecer programas reproductivos anuales (empadre continuo) o en una época del año (empadre estacional).
Un programa reproductivo debe de tomar en cuenta no sólo la eficiencia reproductiva de las hembras sino también la sobrevivencia de las crías; es indispensable que los becerros no sufran cambios extremos de temperatura y haya alimento disponible para la madre y por ende una buena producción láctea para becerros más grandes y fuertes. Dicho alimento debe perdurar hasta que la cría empiece a consumirlo, para que no pierda el ritmo de crecimiento y ganancia de peso que obtuvo durante la lactancia.
Para lograr esto se requiere una buena planeación ya que el tiempo transcurrido desde que un animal nace hasta que empieza a consumir alimento sólido, aproximadamente 3 meses, y hasta que sea destetado, generalmente siete meses, ocupa más de la mitad de un año. Desafortunadamente, existen pocos lugares o explotaciones donde se tiene forraje de buena calidad por un período de tiempo tan largo. Esta premisa tiene como consecuencia que en zonas áridas o que se inundan fácilmente, el tipo de empadre es, de preferencia, de tipo estacional. El empadre continuo requiere de mayor infraestructura respecto a la disponibilidad de agua y el consumo uniforme de forraje. Este último sistema tiende a ser más popular en las áreas templadas y tropicales del país.
12.10.2 EJEMPLOS DE PROGRAMAS DE MANEJO REPRODUCTIVO
En el interactivo 7 se explican estos programas de manejo reproductivo.
