Universidad Nacional Autónoma de México
Reproducción de los animales domésticos
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
Capítulo 11. Bovinos productores de leche

11.7 REINICIO DE LA ACTIVIDAD OVÁRICA POSPARTO

El rápido restablecimiento de la actividad ovárica normal luego del parto es indispensable para maximizar la eficiencia reproductiva. Para lograr esto es necesario un pronto reinicio de la actividad ovárica, para lo cual es esencial la ocurrencia de, por lo menos, una ovulación seguida de un diestro de duración normal.

En ausencia de la inhibición provocada por el amamantamiento, la actividad ovárica posparto en bovinos de leche comienza entre los 7 y los 10 días posparto (DPP) y es irregular en los primeros 20 DPP, resultando en ciclos cortos o celos no observados. Esto es debido a los complejos cambios hormonales que ocurren durante el parto, por lo que las interrelaciones hormonales no se normalizan hasta después de los 20 DPP.

11.7.1 FACTORES QUE AFECTAN EL REINICIO DE LA ACTIVIDAD OVÁRICA POSPARTO

11.7.1.1 BALANCE ENERGÉTICO

La transición del estado preñada-no-lactando al de no-preñada-lactando es un cambio dramático para la vaca, debe adaptar su metabolismo durante las primeras semanas posparto a las fuertes exigencias que le demanda la producción y al cambio de régimen alimenticio acorde con su nuevo nivel de requerimientos. Durante este período la vaca está en balance energético negativo, ya que la cantidad de energía requerida para mantener la producción de leche supera la de la ingesta y la vaca debe movilizar nutrientes de las reservas corporales, esto es visible en la pérdida de condición corporal (figura 18).

Figura 18. Vaca con pobre condición corporal por el balance energético negativo provocado por el gasto de energía no compensado para la producción de leche.

La severidad del balance energético negativo para cada vaca dependerá del potencial genético de producción, de las reservas corporales, y de la ingesta de materia seca (figura 19).

Figura 19. Existe un balance energético negativo ya que hay una movilización de grasas pre y post parto temprano por la mayor demanda en la producción de leche.

Los mecanismos fisiológicos de señales que informan al eje hipotálamo-hipófisis-ovárico del estado de balance energético del animal son complejos. Señales metabólicas de metabolitos sanguíneos, (𝛽-hidroxibutirato) y hormonas metabólicas (insulina, hormona del crecimiento –GH– y factor de crecimiento tipo insulínico -IGF-I), indican alteraciones en el metabolismo energético. La insulina juega un rol central en el control homeostático y su concentración está relacionada positivamente con la ingesta de energía. Su disminución es consistente con la reducción de la ingesta que caracteriza este período. La relación entre insulina y hormona del crecimiento (y su mediador, el IGF-I) y el balance energético influencian el crecimiento folicular. Vacas con folículos dominantes ovulatorios y secretores activos de estradiol presentan mayores niveles circulantes de IGF-I en las primeras dos semanas posparto. Otros estudios apoyan la hipótesis en la que los niveles circulantes de IGF-I, en el periparto, son buenos indicadores de la capacidad del retorno a la ciclicidad ovárica. Un balance energético negativo causa un efecto inhibitorio del estradiol sobre la secreción de GnRH, lo que a su vez se traduce en una disminución de los pulsos de LH y en el crecimiento folicular. Si el folículo pudiera alcanzar un mayor tamaño, podría lograr un pico de GnRH así como de LH y podría ocurrir la ovulación.

Una alimentación alta en energía en el preparto logra mejorar la condición corporal al parto, asociada a menores elevaciones de metabolitos responsables de lipólisis como 𝛽-hidroxibutirato. La respuesta parece ser diferente en vacas multíparas o en primíparas, ya que las concentraciones de IGF-I son menores en estas últimas. Como los bajos niveles de insulina e IGF-I son las señales metabólicas que retrasan la ovulación y las concentraciones de IGF-I son más altas en vacas primíparas, se sugiere que en esta categoría, que todavía está creciendo, las concentraciones de insulina serían las limitantes para la eficiencia reproductiva (en las vacas adultas el IGF-I determinaría la actividad reproductiva). Las vacas con mejor condición corporal al parto tienen concentraciones de IGF-I más altas y mejor eficiencia reproductiva y las concentraciones de IGF-I en el periparto son buenos indicadores de la capacidad de comenzar la ciclicidad posparto en vacas con dietas con poca energía (interactivo 6).

Interactivo 6. Esquemas comparando los niveles de energía, condición corporal y fertilidad en la vaca, en relación a las semanas de lactación y días posparto.
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Debido a que hay factores nutricionales y metabólicos que influencian el desarrollo folicular, es posible que cambios en el balance energético, durante el periparto, puedan influenciar la población de esos folículos destinados a ovular luego del parto. Esto tiene a su vez implicaciones en los resultados obtenidos cuando se aplican tratamientos para inducir la ovulación, pero a efectos de cuantificar el problema, se ha desarrollado una ecuación que explica el intervalo a la primera ovulación en función de los días hasta alcanzar el punto más bajo del balance energético (NADIR):

Días a la Primera Ovulación posparto = 10.4 + (1.2 X días al NADIR)

Por ejemplo (figura 20):

Figura 20. Gráfica que ejemplifica cómo calcular los días a la primera ovulación post-parto tomando en cuenta los días al NADIR.

11.7.1.2 PRODUCCIÓN DE LECHE

Se ha postulado que la alta producción de leche afecta la actividad ovárica posparto y vacas de alta producción tienen un intervalo más prolongado a la primera ovulación; sin embargo, este efecto tiene opiniones encontradas entre los investigadores. Estos hallazgos contradictorios pueden ser causados por la variabilidad existente en distintos sistemas de producción, con diversas condiciones de alimentación y niveles de producción de leche.

11.7.1.3 CONDICIÓN CORPORAL AL PARTO

La condición corporal es un método subjetivo para determinar la cantidad de energía metabolizable almacenada en la grasa y músculo (reservas corporales) de un animal vivo. Es, además, un método rápido y barato que no está afectado por el estado fisiológico del animal, el nivel de contenido ruminal ni el tamaño o raza de las vacas. Luego del parto, y a consecuencia del proceso de homeorresis, se produce una disminución de la condición corporal. En condiciones de estabulación y alimentación controlada, las variaciones en la condición corporal desde el parto hasta el pico de producción de leche están directamente relacionadas a ésta y al balance energético posparto. En sistemas pastoriles las vacas no ingieren el 100% de los requerimientos nutricionales en términos de materia seca, por lo que las pérdidas de reservas corporales están más relacionadas con la disponibilidad y calidad de las pasturas que con la producción en sí. La condición corporal afecta algunas variables productivas, ya que las vacas que llegan al parto muy delgadas, tienen una menor producción de leche y menor eficiencia reproductiva, lo que también parece demorar el reinicio de la actividad ovárica.

11.7.1.4 INFECCIONES UTERINAS

Durante las últimas semanas de gestación, la hembra tiene una depresión inmunológica, lo que la hace más susceptible a procesos inflamatorios y/o infecciosos. El proceso de involución uterina está demorado por procesos patológicos del útero a consecuencia del parto. Hembras con puerperios anormales tienen un intervalo más largo a la primera ovulación (15 vs 34 días), así como una menor concepción al primer servicio.

11.7.1.5 PARIDAD

La edad de los animales afecta el reinicio de la actividad ovárica, ya que las vacas de primer parto tienen un intervalo más largo a la primera ovulación comparado con vacas adultas. Este anestro es más común en vacas de primer parto, principalmente en condiciones pastoriles, en las cuales el periodo de balance energético negativo puede extenderse más ya que estos animales tienen mayor dificultad para mantener su condición corporal por tener que seguir creciendo, deben soportar el estrés del parto y, generalmente, competir con vacas adultas por alimento. La paridad afecta el reinicio de la actividad ovárica postparto, ya que las vaquillas de primer parto, además de los requerimientos para producción de leche, deben destinar nutrientes para completar su desarrollo corporal (figura 21). Por otra parte, una vez que comienzan a ciclar, la fertilidad de esta categoría es generalmente superior a las de vacas multíparas (interactivos 7 y 8).

Figura 21. Relación entre la producción de leche y la evolución del peso corporal en las primeras 10 semanas después del parto.
Interactivo 7. Porcentaje acumulado de animales inseminados en los primeros 21 días de comienzo de la temporada de servicios.
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Interactivo 8. Porcentaje acumulado de animales gestantes en los primeros 21 días de comienzo de la temporada de servicios.
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