11.2 PUBERTAD
En las explotaciones lecheras actuales, debido al gran número de animales por unidad, la edad a la pubertad no es importante ya que no se monitorea; sin embargo, existen otros indicadores que son de gran importancia para la salud productiva y reproductiva del animal (figura 5). El peso promedio adquirido durante la etapa de lactancia es de suma importancia, ya que es la pauta para un buen desarrollo de las becerras destinadas al reemplazo. Las becerras al destete (60 días de vida) deben tener el doble de peso del que nacieron; ejemplo: una becerra que tenga al nacimiento un peso de 38 Kg debe de pesar al destete 76 Kg.
Otro indicador importante es la talla promedio al momento del servicio. El resultado de un correcto programa de salud y nutrición garantizará que las becerras, al momento del primer servicio (el cual se espera que ocurra a menos de 14-15 meses), cuenten con una altura a la cruz mínima de 1.27 metros. Existen desviaciones a la edad del primer servicio por diversos factores como: velocidad de reemplazo del establo, porcentaje de reemplazos y preferencias del productor. En sistemas de crianza intensivos inician el primer servicio en las becerras a los 13 meses; sin embargo, en sistemas más extensivos se prefiere que la edad a primer servicio sea a los 15 meses para que el primer parto ocurra alrededor de los 24 meses de edad.
El obtener animales de reemplazo con un correcto desarrollo al parto, tanto en peso y altura, disminuye drásticamente los problemas de distocias y mortalidad al parto, además de mejores picos de lactación y constancia en su producción. En resumen, la aparición de la pubertad en meses de vida no es relevante en las fincas lecheras como lo es la talla y peso de las becerras al primer servicio.
Sin embargo, existen contradicciones en los hallazgos reportados por distintos autores acerca del efecto de la edad al primer parto (EPP) sobre la producción de leche; algunos indican que un parto temprano es perjudicial para la producción de leche y la longevidad.
