11.1 INTRODUCCIÓN
Los sistemas de producción lechera varían en diferentes aspectos como son el tipo de sistema (extensivos pastoriles o intensivos estabulados), clima, disponibilidad de recursos naturales y la relación insumo-producto. Así, en regiones con buena relación costo-beneficio, la producción lechera se realiza en sistemas de estabulación total o semiestabulación, donde los recursos forrajeros no son generalmente un factor limitante y a la vaca se le ofrece 100% de sus requerimientos en términos nutricionales. Estos sistemas están asociados a una maximización en la producción de leche por vaca (superiores a 10,000 litros) y se establecen en regiones de clima frío, zonas de tipo desértico en Latinoamérica y en el norte de México, aunque actualmente existen sistemas estabulados independientemente de las condiciones climáticas (figura 1). En estos sistemas las vacas en ordeña están sometidas a un estrés productivo importante que, entre otros problemas, se refleja en dificultades para quedar gestantes.
En contraste, en regiones donde los recursos naturales son más abundantes, éstos se utilizan en mayor proporción para la alimentación de la vaca lechera. En dicho caso, la producción lechera es básicamente pastoril (figura 2) con uso estratégico de suplementos (heno, ensilaje, concentrados) (videos 1 y 2).
Por ejemplo, en Nueva Zelanda, principal país exportador de lácteos del mundo, la lechería se realiza en pastoreo, sin el uso de concentrados, y con escaso o nulo uso de heno o ensilaje (figura 3). En esta situación, la producción de leche por vaca es menor (4,200 litros por año) y los animales no están sometidos, generalmente, a un estrés productivo que perjudique los procesos reproductivos.
En climas templados o subtropicales, como en el cono sur de América o el sur de Australia, en donde además de los recursos de pasturas, existe disponibilidad de granos a precios accesibles y la situación es diferente; se refleja en producciones intermedias (entre 4,000 y 6,500 litros anuales) e índices reproductivos también intermedios (figura 4).
En los últimos 20 años, en situaciones de producción con pastoreo restringido y suplementación con concentrados, la producción de leche por vaca-masa (vaca adulta en ordeña + vaca adulta seca) y por año se ha triplicado, a la vez que la producción por hectárea ha aumentado cerca de diez veces en el mismo periodo. Estos cambios se deben a un mejor uso de los recursos naturales mediante esquemas de rotación e implementación de pasturas mejoradas, lo que permite aumentar la producción de materia seca (MS) por hectárea (video 3). Los esquemas de alimentación también han cambiado, principalmente por un incremento de casi tres veces en la utilización de concentrados, aumento de alimentos ensilados y uso estratégico de heno, permitiendo casi cuadruplicar la cantidad de animales por unidad de superficie. Al mismo tiempo, se han modificado los esquemas de manejo reproductivo, pasando de servicio natural al uso de inseminación artificial (IA) y con metodologías que permiten inseminar sin detectar calores (Inseminación Artificial a Tiempo Fijo, IATF).
A los modelos descritos se les asignó arbitrariamente un nombre para identificar y cuantificar el grado de cambio tecnológico. El modelo extensivo fue el tradicional de la producción lechera de hace más de 20 años y el mejorado incorpora las primeras tecnologías relacionadas con un esquema productivo planificado.
