11.3 CICLO ESTRAL
La hembra bovina tiene actividad sexual a lo largo del año con ciclos estrales regulares, por lo que se le clasifica como poliéstrica continua. El anestro es, simplemente, la ausencia de signos de estro. Esto implica, ya sea una demora en el reinicio de la actividad ovárica post-parto (pp) (anestro preservicio), o fallas en la detección de celo en vacas ciclando (anestro postservicio).
Es importante hacer la distinción entre un ovario inactivo y un ovario activo pero anovulatorio, en el cual se desarrollan folículos que adquieren dominancia pero no llegan a ovular (figura 6). La primera situación ocurre en vacas de leche en condiciones alimenticias extremadamente bajas, en las cuales el único tratamiento posible es mejorar la alimentación (figura 7). En la segunda situación, con un mejor manejo alimenticio, los tratamientos de inducción de actividad ovárica tienen mayores probabilidades de éxito (figura 8).
El crecimiento folicular (proceso de continuo crecimiento y regresión de folículos antrales) depende de la secreción de LH y está afectado durante el postparto temprano por el balance energético negativo. Un folículo primordial demora más de 20 días en transformarse en un folículo primario, otros 10 días para alcanzar el tamaño de folículo preantral, 10 más para convertirse en antral (menos de 4 mm de diámetro) y 40 días para alcanzar el diámetro de un folículo de Graaf (interactivo 1). Esto implica que se requiere un período de 80 a 100 días para que un folículo activado alcance el tamaño ovulatorio, debido a que los factores metabólicos pueden influenciar el desarrollo folicular temprano (de preantral en adelante), es posible que cambios en el metabolismo del balance energético durante el postparto puedan influenciar la población de esos folículos destinados a ovular semanas más tarde durante el período de servicios.
Varios investigadores han determinado que la población folicular durante el postparto temprano depende de la dieta y el control que ésta pueda hacer sobre el balance energético negativo. Si el número de folículos preantrales disminuye en ese momento, puede implicar que la reposición de la reserva de estos folículos no pueda mantenerse si el balance energético negativo se prolonga demasiado. Esto tiene a su vez implicaciones en los resultados obtenidos cuando se intentan aplicar tratamientos para anestro que impliquen reclutamiento y maduración folicular. Un balance energético negativo causa un efecto inhibitorio del estradiol a la secreción de GnRH, lo que, a su vez, se traduce en una disminución de los pulsos de LH y en una disminución del crecimiento folicular. Si el folículo pudiera alcanzar un mayor tamaño, podría lograr un pico de GnRH y de LH y, posiblemente, pueda ocurrir la ovulación (figura 9).
