13. 3 CICLO ESTRAL
Se ha dicho que la reproducción es una función de lujo y los animales mal alimentados tendrán dificultades para llevarla a cabo de manera adecuada. Los agricultores de países en vías de desarrollo tienen serios problemas en la producción de un suplemento alimenticio estable durante el año, por lo que es común encontrar un nivel nutricional pobre del ganado como un grave contratiempo a la eficiencia reproductiva del hato. Esta situación usualmente se agrava cuando los ganaderos dependen únicamente de los productos obtenidos en la temporada de lluvias y solo pueden ofrecer pocos o ningún suplemento en la época de sequía.
Los productores se enfrentan al reto de elegir entre producir leche todo el año con el costo inherente o planear un sistema estratégico de partos con el fin de optimizar los recursos tanto materiales como biológicos de la finca. Sin embargo, este sistema tiene como gran limitante que el ganadero no contará con leche fresca durante todo el año, con las consecuencias logísticas que implica la administración de recursos humanos y materiales.
En el pasado, unidades medianamente intensificadas eran programadas para tener una baja inversión con un modesto ingreso proveniente de la venta de carne o leche (figuras 7, 8 y 9).
Por consiguiente, los programas reproductivos fueron mantenidos al mínimo, mientras no hubiera una presión económica inmediata para llegar a ser más eficientes. Sin embargo, en muchos países, la demanda de tierras de los sectores más pobres de la sociedad y la necesidad de que sus fincas sean más rentables ha creado la necesidad de ser más eficaces en su uso; por lo tanto, no es inusual encontrar ejemplos de una adecuada optimización de los pastizales, así como de la implementación de programas de suplementación estratégica en épocas críticas del año (figura 10). Por lo tanto, los profesionales involucrados en el trabajo cotidiano de las fincas deben tener la capacidad de resolver problemas nutricionales e implementar estrategias para mantener un adecuado plan nutricional maximizando, así, los recursos disponibles de la finca.
Por lo general, en las ganaderías con bajos rendimientos en la producción de leche, el anestro posparto y la repetición de servicios son las causas más comunes por las cuales el intervalo entre partos es casi siempre mayor a 15 meses. La pobre condición corporal de las hembras impide el correcto funcionamiento del aparato reproductor, reflejado en largos intervalos del parto al reinicio de la actividad ovárica (figura 11).
Si el técnico inseminador opta por aplicar métodos como la sincronización de celos, éstos podrán estar acompañados de un estro no ovulatorio o una pobre capacidad de la hembra para mantener la gestación y, por ende, habrá una mayor incidencia de muerte embrionaria (interactivo 2).
En las fincas con buen desempeño y lactancias entre 1550 y 2500 kg en 305 días, las hembras suelen tener una buena porción de sangre europea. En estos individuos, generalmente las hembras que tienen la mejor producción láctea son las que experimentan la más destacada eficiencia reproductiva, la cual se explica porque éstos son los animales más adaptados a las condiciones existentes; sin embargo, suelen ser susceptibles a cambios bruscos en el manejo del hato. Mientras que las hembras que alcanzan producciones cercanas a los 3500-4000 kg, usualmente, pierden su ventaja de adaptación y comienzan a experimentar problemas propios de vacas altas productoras en zonas templadas como baja fertilidad, repetición de servicios y muerte embrionaria (figura 12). El técnico debe hacer un seguimiento cuidadoso de estos animales por medio de los cambios en condición corporal.
