7.7 TRANSPORTE DEL EMBRIÓN EN EL APARATO REPRODUCTIVO
Después de la fertilización en la porción ampular del oviducto, el cigoto es transportado al útero. Este proceso tarda de 3 a 4 días en la mayoría de los mamíferos (cuadro 4). Para asegurar una alta viabilidad es preciso que exista una sincronización entre el grado de desarrollo del embrión y el estado hormonal en el que se encuentra el endometrio.
En el trasplante de embriones del ganado bovino se ha podido constatar que mientras mejor sea esa sincronización, mayor será la posibilidad de que el embrión se desarrolle. El transporte del cigoto es controlado por el medio hormonal que lo rodea. Durante su desarrollo y crecimiento el cigoto produce una gran variedad de factores de crecimiento y lípidos, como los eicosanoides (prostaglandinas), y un factor del cigoto. Esto implica que el propio cigoto puede controlar su velocidad de transporte. Probablemente estas sustancias regulan la actividad muscular y la acción de los cilios del oviducto. Mientras el embrión se mueve a través del oviducto hacia el útero, el blastocisto se expande dentro de la zona pelúcida. Durante este tiempo, es esencial que la zona pelúcida evite que el blastocisto se adhiera a las paredes del oviducto. Cuando el embrión alcanza el útero, éste debe de liberarse de la zona pelúcida para que pueda adherirse a la pared del útero, proceso al que se le conoce como eclosión (video 4).
El blastocisto se libera de la zona pelúcida al lisar una región pequeña y producir un orificio, por el cual sale conforme se expande. Una proteasa llamada estripsina, localizada sobre la membrana plasmática, realiza la lisis de la matriz fibrilar de la zona pelúcida. Una vez fuera, el blastocisto puede hacer contacto con el útero. Cuando el embrión alcanza el útero hay un lapso de tiempo (variable con la especie) antes de que ocurra la implantación. En especies polítocas, antes de la implantación debe ocurrir el espaciamiento de los embriones a fin de evitar problemas de aglomeración y muerte en etapas más avanzadas de gestación.
En esta etapa también pueden ocurrir migraciones transuterinas, o migraciones internas en animales cuyos cuernos uterinos tienen conexión como es el caso de la vaca, oveja, camélidos y cerda. Las migraciones transuterinas son muy frecuentes en la cerda, a tal extremo que un óvulo fertilizado que se origina en un ovario tiene la misma probabilidad de implantarse en el cuerno uterino opuesto o en el adyacente. La migración embrionaria también es frecuente en la oveja y en la cabra, sin embargo, es rara en la vaca.
En la alpaca (Lama pacos) y los camélidos en general, pese a que la incidencia de ovulaciones de ambos ovarios es similar, más del 95% de las gestaciones se localizan en el cuerno uterino izquierdo, lo que indica una alta proporción de migraciones internas.